Cuando buscamos actividades extraescolares, hay dos cosas básicas que debemos tener en cuenta. Por una parte, la preferencia de nuestros niños. Son ellos los que van a acudir semanalmente a esas actividades después de su jornada en la escuela. Al mismo tiempo, también debemos intentar que soliciten actividades diversas que combinen el deporte y el desarrollo intelectual. Ambas cosas son positivas para su desarrollo y crecimiento y debemos potenciarlas por igual. De otra forma, entenderán que una es más importante que la otra.
¿Qué actividades extraescolares podemos buscar?
Cuando nuestros niños nos lo ponen fácil pidiendo una actividad extraescolar en concreto, hay poco que decir. Sin embargo, lo que suele pasar cuando esto sucede es que se centran en un ámbito: actividad física o actividad sedentaria. Al contrario, hay niños que no saben qué deportes quieren practicar cuando están interesados en hacer alguno. Asimismo, otros no saben escoger entre las actividades intelectuales disponibles porque no entienden la utilidad de las mismas. Debemos escoger pasatiempos con conocimiento.
Cuando tenemos niños sedentarios
Si estamos en esta situación, debemos impulsar hacia la actividad física, pero sin limitar el desarrollo mental. Por ejemplo, si nuestro hijo está deseando ir a clases de inglés, a ajedrez y música, debemos buscar algo que le encaje dentro de eso. Por poner un caso en concreto, podríamos argumentarle que con el baile, aprenderá más inglés.
Cuando tenemos niños activos
Si nuestro pequeño se mueve mucho y quiere hacer todos los deportes disponibles, podemos intentar que busque el lado positivo en el desarrollo mental. Por ejemplo, convenciéndole de que la actividad pausada también tiene tensión y le ayudará a estar más centrado en sus ejercicios favoritos. Otro argumento es la utilidad de las actividades sedentarias. Por ejemplo, aprender idiomas.
Las actividades extraescolares deben ser un consenso meditado y combinado entre mente y cuerpo.